domingo, 24 de junio de 2012

Amar para Vivir

Luego de varias semanas nuevamente me movió el espíritu de la reflexión, la especulación y la escritura. Puedo dar fe que estuve un poco descuidado en las últimas doce semanas, pero abandonar lo que a uno le gusta es abandonarse así mismo. Me di cuenta a tiempo y no quiero dejarme abandonado, quiero recuperarme a mí mismo, quiero ser yo mismo, quiero seguir siendo lo que soy en potencia y que poco a poco voy actualizando con mi propio esfuerzo. Quiero ir siendo hasta llegar a ser lo que en realidad soy, porque Dios y la naturaleza me hicieron así. Soy consciente de que solo practicando la virtud uno llega a ser virtuoso, no hay otra forma. Yo quiero ser así.

Sin embargo, para llegar a ser lo que uno ya es, debemos hacer el esfuerzo de vencer los malos vientos que vienen en contra nuestra, o aquellas mareas que no nos dejan ver el horizonte y que nos impiden ir a otros mares, otros climas y lugares del sol. En el recorrido por el mar de la vida nos encontraremos con encrucijadas, aporías, que dificultan y que a veces nos parece imposible continuar y seguir mirando al frente, pero es de valientes salir inteligentemente de esos “callejones sin salida”. Solo aquel que usa la razón, la audacia, el coraje y la astucia, podrá salir de estos “callejones sin salida”. De todas maneras la vida está llena de “trucos” de los que debemos salir. Llegará el momento en que nos encontremos entre Escila y Caribdis, pero tampoco esto debe ser el mayor obstáculo para seguir y, aunque sea el mayor, no podría serlo para alguien que quiere llegar hasta el final.

La sublime razón o premisa mayor para continuar hacia nuestro destino es siempre el amor. No hay algo más grande y sublime y bello que el amor. Por amor se vive; por amor se entrega la vida; por amor se ríe; por amor se llora; por amor se exalta el corazón. Es el corazón el que percibe esta belleza que desde el interior sale y se manifiesta en la exterioridad. El corazón percibe los lindos sentimientos que como arroyos perennes fluyen y alimentan al ser amado. El amor es como un torrente, que en cada momento es nuevo, aunque el mismo. Tal vez por eso Polifemo decidió convertirse en río al saber que todos los días llegaría Galatea a tomar agua y a bañarse. De esa forma podría vivir en ella y sentir tiernamente la textura del cuerpo de Galatea cada vez que ésta se bañaba. El amor siempre está naciendo, siempre causa admiración, siempre está naciendo, emocionando; siempre nuevo aunque el mismo.

Por amor se apuesta y se entrega la vida si de eso se trata. De ahí que, como decía Nietzsche, “todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal”. El amor busca siempre su bien. El amor da la prioridad al individuo que vive y que siente que los bellos sentimientos corren por las venas como ríos y que dan energía y luz al corazón. El amor es la energía para vivir, la luz en medio de la oscuridad. De ahí que tienen razón quienes dicen que “para Adán el paraíso estaba donde estaba Eva”, pues sabiendo que su Creador le había dicho que no coma de tal árbol él lo hace. Sabía que estaba desobedeciendo a su Creador; sabía que moriría, pero si no lo hacía sabía que se quedaría solo. Era preferible ser mortal que quedarse sin ella por toda la eternidad. Es preferible vivir amando y siendo amados aunque el tiempo sea efímero, que quedarse por toda la eternidad sin la belleza y el aleluya del corazón que solo pueden dar felicidad. La felicidad es todo lo que buscamos y queremos. La felicidad es el fin primero y último de todo hombre. El ser humano nace para ser feliz. En esto se esfuerza hasta el último momento de su vida. A toda persona le gustaría decir como Wittgenstein antes de morir: “He tenido una vida maravillosa”.

Una persona sólo es feliz cuando ama y es amado, cuando su amor es correspondido. Todo lo demás es superficial, relativo, contingente. Nada puede llenar el vacío del corazón sino solo aquello que le es adecuado y es aceptado por el propio corazón. La eternidad no tendría sentido sin amor, sería fría, aburrida. Una eternidad así nadie la desea. De ahí que podemos entender a Odiseo cuando la diosa Calipso le ofrece la eterna juventud y, por tanto, la inmortalidad, que prefiera el amor de su esposa Penélope, antes que la eterna juventud y la inmortalidad sin ella. La persona que ama prefiere el amor antes que la transcendencia y la gloria. Además al que ama todas las demás cosas le vienen por añadidura. Tenía razón san Agustín cuando decía “ama y haz lo que quieras”.

En consecuencia, amar es entregar todo de sí; es dar todo por el todo. Nada hay imposible para el hombre que ama. El amor es la fuerza divina del hombre, es la teofanía en lo humano, es el sentimiento de Dios en el corazón del ser humano. El amor es deshacerse de esta morada terrenal para adquirir una mansión eterna en el cielo, la del amor. De ahí que, para los que tienen fe y creen en el amor, la vida no termina, se transforma. La vida será cada día nueva, plena, extraordinaria. Nada ni nadie pueden por límites a una persona que ama, ni la espada ni la guerra, ni el hambre ni la desnudez, ni las fuerzas terrestres o celestes, ni este mundo ni el otro, ni siquiera la falta de todo, pues el amor lo vence todo (amor vincitomnia). Porque el amor es más fuerte que la muerte (amor fortior mortis est).

domingo, 1 de abril de 2012

Autor (a) Anónimo

Toda la noche estuviste conmigo
aún sin tu presencia,
todos los días beso tus labios
aún sin tocarlos,
en cada encuentro yo te acaricio
y no lo has sentido,
porque no sabes que yo te amo,
por ser tú mi mejor amigo,
aquel hombre que sin saberlo
se ha convertido ahora en mi dueño.
¡Oh, qué dulce y amargo tormento
en el que vivo como en ensueño!
mi gran amigo, amante oculto,
que sin saberlo llenas mi mundo.

domingo, 8 de enero de 2012

Volver a contemplar el horizonte (01-01-2012)

Un nuevo año, un comienzo de algo diferente para la vida. Si no hay que cansarse nunca de empezar siempre, hoy es el día de contemplar el horizonte de una manera distinta; hoy es el momento de atrevernos a ver más allá de nuestras limitaciones. Hoy es el día de mirar fijamente e ir hacia aquello que viene a nuestro encuentro con la gran novedad; hoy es el día en que debemos cargarnos de valor para continuar en la travesía de la vida; hoy es el día de empezar a remar mar adentro y vencer las mareas y todos los obstáculos; hoy es el día de volver a mirar el infinito e ir a descubrir lo que para nosotros está preparado; hoy es el día en que debemos decir que en nuestra búsqueda de sentido no debemos retroceder nunca y rendirnos, jamás. Hoy debemos mirar hacia adelante, reconociendo que hemos dejado huellas por donde hemos caminado; hoy debemos reconocer que “el que adelante no mira atrás se queda”.

Este nuevo día nació cargado de belleza, alegría e iluminado por la luz del sol que anuncia una novedad para este año. Puedo ver la belleza de los árboles, puedo oír el canto de los gorriones y de todos los pájaros que habitan en este pequeño pueblo del sol, puedo oír la alegría de los gallos en su canto, puedo ver la belleza y armonía de la “Montaña de la viuda”, iluminada por la fuerza del astro príncipe de la luz. Puedo oír el susurro del viento en los cipreses del frente de la casa de mi padre. Aunque en este momento está iluminado, el tiempo anuncia que lloverá más tarde. Todo es signo de algo nuevo que debemos descubrir en el interior de nuestro corazón. Este nuevo amanecer de este nuevo año nos reclama que en los días venideros debemos ser los protagonistas de nuestra propia historia, de nuestro propio destino, de nuestra propia vida. Este nuevo amanecer nos reclama el reconocimiento de que “la existencia no admite representantes, porque nadie puede saber por ti, nadie puede crecer por ti, nadie puede buscar por ti, nadie puede vivir por ti… nadie puede hacer por ti lo que tú mismo(a) debes hacer”. La vida es como tú quieres que sea.
Hoy solo quiero “recordar con gratitud el pasado, vivir con pasión el presente y pensar con confianza el futuro”. Tal vez no tuve gratos momentos en el año que ya murió, que solo existe en la memoria, sin embargo, debo reconocer los bellos momentos vividos junto a personas que quise y quiero con toda la fuerza de mi alma y que tengo grabados en mi corazón para siempre. Si alguno de ustedes lee estas palabras y cree con certeza que está incluido(a) en esta lista de personas para quienes he reservado y reservo mis mejores sentimientos, por todo lo compartido en momentos ya pretéritos, piense que por usted(es) soy capaz de vivir y de morir, que mis razones de vivir son por usted(es) y que gracias a usted(es) tengo razones por quien morir si de eso se trata, que por usted(es) lo imposible lo haría posible, que ya lo hice en algún momento y que usted(es) tal vez no se dio(eron) cuenta. Se pueden meter conmigo pero no con las personas que amo. Ese recordar con gratitud es por usted(es).

En este recordar con gratitud el pasado, no debemos quedarnos en el pasado, que solo existe como un bonito recuerdo que trascenderá los tiempos; hoy nos toca vivir y enfrentar el presente. Cada momento de la vida es un momento de gracia para vivir plenamente como si fuera el último momento. Cada momento de la vida es una gran oportunidad para hacer que nuestra vida sea extraordinaria. Cada momento de la vida es una gran oportunidad para ser inteligentes, para que nuestros labios expresen los sentimientos más dulces de la vida a las personas que amamos, para decirles que las amamos. No hay otro momento para hacerlo. El tiempo para nosotros es tan efímero como nosotros somos efímeros en esta vida. Hoy somos y mañana no somos. Hoy existimos y mañana ya no. Esa es la realidad de nuestro paso del “no ser al ser, del ser al ser y del ser al no ser”. Por estas razones debemos vivir extraordinariamente cada momento de la vida, porque cada momento de la vida es un don, una oportunidad y una gracia. ¡Vivamos para vivir! Además, si somos personas que creemos en la Realidad Última, debemos estar siempre preparados, porque según la fe de todos cuantos confiesan la existencia de esta Realidad Última, “este mundo es el camino para el otro, que es morada sin pesar”; luego, debemos procurar “tener buen tino para andar esta jornada sin errar”, pues “partimos cuando nacemos, andamos mientras vivimos, y llegamos al tiempo que fenecemos; así que cuando morimos descansamos”.

El recordar con gratitud el pasado y el vivir con pasión el presente, nos exige no quedarnos en el pasado ni en el presente, que la vida no termina en el pasado ni en el presente, sino que se encamina hacia el futuro, que aunque incierto pero con una gran novedad que viene a nuestro encuentro. Por eso debemos ponernos en camino para ir al encuentro de esa Novedad que el futuro nos trae para entregárnosla en el camino. Debemos caminar con pasos seguros, a veces cayendo y levantado, pero con los ojos hacia adelante. Debemos tener en cuenta, como dice Kierkegaard, que “la vida solo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia delante”. En el presente somos la consecuencia de nuestras experiencias pasadas. Gracias a las referencias de nuestro pasado pueden otros entendernos en el presente. Somos conscientes de lo que fuimos y de lo que somos, pero debemos también ser conscientes de lo que seremos por la forma como vivimos en el presente. El futuro es incierto, sí, pero los signos del presente pueden ayudarnos a descifrar el porvenir. Por tanto, en esta verdad, a menudo debemos recordar al espíritu que ame plenamente porque todo está ya desapareciendo y que cada momento es único para hacer lo que debemos hacer como personas.

Así que, atrévete a ser diferente, sé capaz de amar, ama sin medida, haz el bien sin mirar a quien, es el momento oportuno, sé inteligente mientras puedas. ¡Carpe Diem! ¡Haz que tu vida sea extraordinaria!
¡Feliz año 2012!

Recordar es volver a vivir (31-12-2011)

Recordar es volver a vivir, no para quedarnos atrapados en el tiempo pasado, sino para reconocer que gracias a ese pasado somos lo que somos en el presente. Las experiencias del pasado han configurado nuestra vida presente. En el presente podemos definirnos teniendo en cuenta todo lo que hicimos y todo lo que nos hicieron en el pasado. De ahí que Gabriel García Márquez dice lo siguiente: “la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla”. Vivimos sumergidos en el mar de los recuerdos. Las acciones del pasado son ya irreversibles, ya no podemos cambiarlas aunque nos lamentemos. Ya no podemos regresar al pasado para cambiar lo que no nos gusta y que nos atormenta el alma de vez en cuando. Somos lo que somos porque así hemos decidido ser consciente, inconscientemente, o también porque irresistiblemente otros nos impusieron cargas y abusos que dejaron heridas que en el presente atormentan nuestras vidas.
Sin embargo, aunque de todo haya pasado en este año, aunque el horizonte se haya nublado y no haya podido ver con claridad la luz del sol, aunque no haya podido ver el sereno del día ni la belleza del ocaso del sol en el atardecer, aunque por el dolor no haya apreciado la melodía del canto de los pájaros, aunque no haya sentido el suave susurrar del viento, aunque no haya visto la vitalidad del mar, hoy quiero decir que no importa lo que pase mañana o el resto de mi vida, pues ahora soy feliz porque he amado, porque he llegado hasta este momento, porque pude expresar la ternura, el amor y el cariño a la(s) persona(s) que amé y que amo con todas mi fuerzas. Tal vez no supiste(eron) valorar lo que pude dar, o tal vez no valoré lo que recibí, pero ahora soy feliz de haber dado y ofrecido todo lo que de lo más bello de mi corazón nació y floreció a lo largo de los días. Hoy soy de feliz de dar y soy feliz de haber recibido con gratitud aquello que quienes me aman me entregaron con el corazón. Gracias a ti, gracias a ustedes. Fueron en su momento la alegría de mi vida.
Hoy quiero recordar que cada segundo que vivimos es como un nuevo y único momento del universo, un momento que nunca fue antes y que nunca será después, un momento que hay que vivirlo con pasión, porque puede ser el último momento y la única oportunidad que tenemos para amar a los nuestros y para recibir amor de ellos. Solo en esta vida se ama. Si todo lo humano es efímero y perecedero, hay que aprovechar al máximo ese corto momento de vida que tenemos para vivir bien, para amar, para ser felices y para hacer felices a aquellos que amamos.
Recuerdo con el corazón a dos personas de quienes agradezco a Dios y la vida haberlas conocido; una de ellas es “Coquito Zapater” a quien conocí en Febrero del 2002, y la otra persona es “Mamá Paulita”, de quien solo tuve la dicha de conocer su voz desde Mayo del 2005. Ambas personas, a quienes estimaba mucho, partieron al más allá en el 2011. “Mamá Paulita” partió en Julio y “Coquito Zapater” en Octubre. A ninguno de los dos pude ver en su muerte. La partida de estas personas causó un gran dolor en mi alma, haciéndola sentir totalmente vacía en su momento, sobre todo porque en los últimos momentos de sus vidas no pude verlos, a pesar de que ellos estuvieron cerca. Derramé lágrimas algunas veces en la soledad de mi habitación, sin embargo, desde el más allá sé que ellos me siguen mirando con cariño, amor y ternura, y quieren siempre lo mejor para mí. Lo digo con certeza, porque aún resuenan sus palabras en mi alma. Aún puedo escuchar las sabias y amables palabras que me decían. Aún puedo escuchar su voz cuando amablemente me contestaba el teléfono; aún puedo ver su sonrisa cuando iba a visitarlo. ¡Que descansen en paz! ¡Que estén junto a Dios! Fue un gran honor haberlos conocido.
A todo lo bueno de este año, quiero recordarlo con gratitud, quiero perdonar si a alguien debo hacerlo y quiero que me perdonen si a alguien ofendí. En este último día del 2011, antes de dar el paso y entrar al 2012, quiero decir a todos con quienes me relacioné, con quienes compartí en este año: ¡GRACIAS! ¡GRACIAS POR EXISTIR! ¡GRACIAS POR HABER FORMADO PARTE DE MI VIDA! ¡GRACIAS POR HABER COMPATIDO CONMIGO! ¡GRACIAS POR TODO! Si algo me hizo sufrir, en este día quiero ser consciente de que “todo pasa, solo Dios queda, solo Dios basta”. ¡Seas bienvenido 2012! ¡Iré a tu encuentro para ver la novedad que me traes!