domingo, 8 de enero de 2012

Volver a contemplar el horizonte (01-01-2012)

Un nuevo año, un comienzo de algo diferente para la vida. Si no hay que cansarse nunca de empezar siempre, hoy es el día de contemplar el horizonte de una manera distinta; hoy es el momento de atrevernos a ver más allá de nuestras limitaciones. Hoy es el día de mirar fijamente e ir hacia aquello que viene a nuestro encuentro con la gran novedad; hoy es el día en que debemos cargarnos de valor para continuar en la travesía de la vida; hoy es el día de empezar a remar mar adentro y vencer las mareas y todos los obstáculos; hoy es el día de volver a mirar el infinito e ir a descubrir lo que para nosotros está preparado; hoy es el día en que debemos decir que en nuestra búsqueda de sentido no debemos retroceder nunca y rendirnos, jamás. Hoy debemos mirar hacia adelante, reconociendo que hemos dejado huellas por donde hemos caminado; hoy debemos reconocer que “el que adelante no mira atrás se queda”.

Este nuevo día nació cargado de belleza, alegría e iluminado por la luz del sol que anuncia una novedad para este año. Puedo ver la belleza de los árboles, puedo oír el canto de los gorriones y de todos los pájaros que habitan en este pequeño pueblo del sol, puedo oír la alegría de los gallos en su canto, puedo ver la belleza y armonía de la “Montaña de la viuda”, iluminada por la fuerza del astro príncipe de la luz. Puedo oír el susurro del viento en los cipreses del frente de la casa de mi padre. Aunque en este momento está iluminado, el tiempo anuncia que lloverá más tarde. Todo es signo de algo nuevo que debemos descubrir en el interior de nuestro corazón. Este nuevo amanecer de este nuevo año nos reclama que en los días venideros debemos ser los protagonistas de nuestra propia historia, de nuestro propio destino, de nuestra propia vida. Este nuevo amanecer nos reclama el reconocimiento de que “la existencia no admite representantes, porque nadie puede saber por ti, nadie puede crecer por ti, nadie puede buscar por ti, nadie puede vivir por ti… nadie puede hacer por ti lo que tú mismo(a) debes hacer”. La vida es como tú quieres que sea.
Hoy solo quiero “recordar con gratitud el pasado, vivir con pasión el presente y pensar con confianza el futuro”. Tal vez no tuve gratos momentos en el año que ya murió, que solo existe en la memoria, sin embargo, debo reconocer los bellos momentos vividos junto a personas que quise y quiero con toda la fuerza de mi alma y que tengo grabados en mi corazón para siempre. Si alguno de ustedes lee estas palabras y cree con certeza que está incluido(a) en esta lista de personas para quienes he reservado y reservo mis mejores sentimientos, por todo lo compartido en momentos ya pretéritos, piense que por usted(es) soy capaz de vivir y de morir, que mis razones de vivir son por usted(es) y que gracias a usted(es) tengo razones por quien morir si de eso se trata, que por usted(es) lo imposible lo haría posible, que ya lo hice en algún momento y que usted(es) tal vez no se dio(eron) cuenta. Se pueden meter conmigo pero no con las personas que amo. Ese recordar con gratitud es por usted(es).

En este recordar con gratitud el pasado, no debemos quedarnos en el pasado, que solo existe como un bonito recuerdo que trascenderá los tiempos; hoy nos toca vivir y enfrentar el presente. Cada momento de la vida es un momento de gracia para vivir plenamente como si fuera el último momento. Cada momento de la vida es una gran oportunidad para hacer que nuestra vida sea extraordinaria. Cada momento de la vida es una gran oportunidad para ser inteligentes, para que nuestros labios expresen los sentimientos más dulces de la vida a las personas que amamos, para decirles que las amamos. No hay otro momento para hacerlo. El tiempo para nosotros es tan efímero como nosotros somos efímeros en esta vida. Hoy somos y mañana no somos. Hoy existimos y mañana ya no. Esa es la realidad de nuestro paso del “no ser al ser, del ser al ser y del ser al no ser”. Por estas razones debemos vivir extraordinariamente cada momento de la vida, porque cada momento de la vida es un don, una oportunidad y una gracia. ¡Vivamos para vivir! Además, si somos personas que creemos en la Realidad Última, debemos estar siempre preparados, porque según la fe de todos cuantos confiesan la existencia de esta Realidad Última, “este mundo es el camino para el otro, que es morada sin pesar”; luego, debemos procurar “tener buen tino para andar esta jornada sin errar”, pues “partimos cuando nacemos, andamos mientras vivimos, y llegamos al tiempo que fenecemos; así que cuando morimos descansamos”.

El recordar con gratitud el pasado y el vivir con pasión el presente, nos exige no quedarnos en el pasado ni en el presente, que la vida no termina en el pasado ni en el presente, sino que se encamina hacia el futuro, que aunque incierto pero con una gran novedad que viene a nuestro encuentro. Por eso debemos ponernos en camino para ir al encuentro de esa Novedad que el futuro nos trae para entregárnosla en el camino. Debemos caminar con pasos seguros, a veces cayendo y levantado, pero con los ojos hacia adelante. Debemos tener en cuenta, como dice Kierkegaard, que “la vida solo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia delante”. En el presente somos la consecuencia de nuestras experiencias pasadas. Gracias a las referencias de nuestro pasado pueden otros entendernos en el presente. Somos conscientes de lo que fuimos y de lo que somos, pero debemos también ser conscientes de lo que seremos por la forma como vivimos en el presente. El futuro es incierto, sí, pero los signos del presente pueden ayudarnos a descifrar el porvenir. Por tanto, en esta verdad, a menudo debemos recordar al espíritu que ame plenamente porque todo está ya desapareciendo y que cada momento es único para hacer lo que debemos hacer como personas.

Así que, atrévete a ser diferente, sé capaz de amar, ama sin medida, haz el bien sin mirar a quien, es el momento oportuno, sé inteligente mientras puedas. ¡Carpe Diem! ¡Haz que tu vida sea extraordinaria!
¡Feliz año 2012!

Recordar es volver a vivir (31-12-2011)

Recordar es volver a vivir, no para quedarnos atrapados en el tiempo pasado, sino para reconocer que gracias a ese pasado somos lo que somos en el presente. Las experiencias del pasado han configurado nuestra vida presente. En el presente podemos definirnos teniendo en cuenta todo lo que hicimos y todo lo que nos hicieron en el pasado. De ahí que Gabriel García Márquez dice lo siguiente: “la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla”. Vivimos sumergidos en el mar de los recuerdos. Las acciones del pasado son ya irreversibles, ya no podemos cambiarlas aunque nos lamentemos. Ya no podemos regresar al pasado para cambiar lo que no nos gusta y que nos atormenta el alma de vez en cuando. Somos lo que somos porque así hemos decidido ser consciente, inconscientemente, o también porque irresistiblemente otros nos impusieron cargas y abusos que dejaron heridas que en el presente atormentan nuestras vidas.
Sin embargo, aunque de todo haya pasado en este año, aunque el horizonte se haya nublado y no haya podido ver con claridad la luz del sol, aunque no haya podido ver el sereno del día ni la belleza del ocaso del sol en el atardecer, aunque por el dolor no haya apreciado la melodía del canto de los pájaros, aunque no haya sentido el suave susurrar del viento, aunque no haya visto la vitalidad del mar, hoy quiero decir que no importa lo que pase mañana o el resto de mi vida, pues ahora soy feliz porque he amado, porque he llegado hasta este momento, porque pude expresar la ternura, el amor y el cariño a la(s) persona(s) que amé y que amo con todas mi fuerzas. Tal vez no supiste(eron) valorar lo que pude dar, o tal vez no valoré lo que recibí, pero ahora soy feliz de haber dado y ofrecido todo lo que de lo más bello de mi corazón nació y floreció a lo largo de los días. Hoy soy de feliz de dar y soy feliz de haber recibido con gratitud aquello que quienes me aman me entregaron con el corazón. Gracias a ti, gracias a ustedes. Fueron en su momento la alegría de mi vida.
Hoy quiero recordar que cada segundo que vivimos es como un nuevo y único momento del universo, un momento que nunca fue antes y que nunca será después, un momento que hay que vivirlo con pasión, porque puede ser el último momento y la única oportunidad que tenemos para amar a los nuestros y para recibir amor de ellos. Solo en esta vida se ama. Si todo lo humano es efímero y perecedero, hay que aprovechar al máximo ese corto momento de vida que tenemos para vivir bien, para amar, para ser felices y para hacer felices a aquellos que amamos.
Recuerdo con el corazón a dos personas de quienes agradezco a Dios y la vida haberlas conocido; una de ellas es “Coquito Zapater” a quien conocí en Febrero del 2002, y la otra persona es “Mamá Paulita”, de quien solo tuve la dicha de conocer su voz desde Mayo del 2005. Ambas personas, a quienes estimaba mucho, partieron al más allá en el 2011. “Mamá Paulita” partió en Julio y “Coquito Zapater” en Octubre. A ninguno de los dos pude ver en su muerte. La partida de estas personas causó un gran dolor en mi alma, haciéndola sentir totalmente vacía en su momento, sobre todo porque en los últimos momentos de sus vidas no pude verlos, a pesar de que ellos estuvieron cerca. Derramé lágrimas algunas veces en la soledad de mi habitación, sin embargo, desde el más allá sé que ellos me siguen mirando con cariño, amor y ternura, y quieren siempre lo mejor para mí. Lo digo con certeza, porque aún resuenan sus palabras en mi alma. Aún puedo escuchar las sabias y amables palabras que me decían. Aún puedo escuchar su voz cuando amablemente me contestaba el teléfono; aún puedo ver su sonrisa cuando iba a visitarlo. ¡Que descansen en paz! ¡Que estén junto a Dios! Fue un gran honor haberlos conocido.
A todo lo bueno de este año, quiero recordarlo con gratitud, quiero perdonar si a alguien debo hacerlo y quiero que me perdonen si a alguien ofendí. En este último día del 2011, antes de dar el paso y entrar al 2012, quiero decir a todos con quienes me relacioné, con quienes compartí en este año: ¡GRACIAS! ¡GRACIAS POR EXISTIR! ¡GRACIAS POR HABER FORMADO PARTE DE MI VIDA! ¡GRACIAS POR HABER COMPATIDO CONMIGO! ¡GRACIAS POR TODO! Si algo me hizo sufrir, en este día quiero ser consciente de que “todo pasa, solo Dios queda, solo Dios basta”. ¡Seas bienvenido 2012! ¡Iré a tu encuentro para ver la novedad que me traes!