Resumen
De las Huaringas de Huancabamba
(Piura-Perú), por sus virtudes curativas, la Laguna Negra es la preferida por
los maestros curanderos, para el ejercicio de los rituales medicinales, a
través de las limpias y florecimientos, los mismos que tienen
que ver con la sanación de los males del cuerpo y del alma. Estos rituales
constan de cuatro partes imprescindibles, las cuales son las siguientes: Primera, el pago a la laguna; segunda, la invocación a las fuerzas
naturales y divinas; tercera, las
limpias (ingiriendo tabaco nasalmente, limpias con espadas y varas, y el baño
en la laguna) y cuarta, el
florecimiento.
Introducción
El curanderismo mediante
la experiencia y habilidad del chamanismo es una práctica ancestral, no sólo en
nuestra cultura huancabambina, sino en varias regiones de nuestro Perú y
también en las principales civilizaciones de la historia de la humanidad. Entre
los judíos, griegos y egipcios vemos a personas con parecidas características a
quienes en esta parte del Perú se les conoce como “maestro”, “adivino”,
“curandero” o “brujo”. Sin embargo, la peculiaridad de los curanderos de esta
provincia es la relación que su actividad curanderil tiene con las muy
conocidas lagunas de las “Huaringas”. No hay maestro curandero que su trabajo
no se relacione con estas aguas. Esto hace que todos los días, sea en tiempos
de invierno o de verano estas lagunas sean concurridas por muchísima gente, la
mayor parte de ésta, con el amable servicio de un curandero.
Son catorce las lagunas
conocidas y visitadas en esta parte de la zona norte de Piura, pero la mayoría
de las cuales son solo visitadas por motivos devocionales y turísticos. Entre
estas encontramos: la “laguna del rey”, la “laguna del pato”, la “la laguna de
las palanganas”, la “laguna del toro”, etc. Aparte de éstas, las más visitadas
son la Laguna del Shimbe o conocida como Laguna
Blanca y la Laguna Negra o Laguna Huaringa o Huaringa Negra. Esta laguna da su nombre a todas las demás. Por
esto es considerada sagrada y la más importante. Ahora bien, si se trata de ver
cuál es la más concurrida de todas, indudablemente es la Laguna Negra. Luego, es en ésta donde se ve en mayores cantidades
de gente el trabajo de los “maestros curanderos”. Personalmente, la he visitado
en cuatro ocasiones, pero jamás me he relacionado con un brujo para ir a
bañarme a estas aguas. Así que, cuando me han preguntado con qué maestro he
ido, les respondía que yo era maestro. Es que para la gente de esta zona es
inconcebible que una persona se pueda bañar en estas aguas prescindiendo del
servicio de un maestro curandero, sobre todo, por los pagos que éstos le hacen
a la laguna antes de empezar sus ritos.
Siempre he pensado que
las propiedades curativas para algunos males de las personas están en las aguas
de estas lagunas y en el lugar, puro y fresco. Definitivamente, un baño en
estas aguas le renueva las energías a una persona. Sin embargo, había misterio
que me faltaba descubrir. Y era justo la razón por la cual se le considera como
“Laguna Sagrada” y recibe más gente desde tempranas horas de la mañana. Don
Feciliano Chasquero Surita, curandero reconocido del caserío de Salalá, quien
me permitió participar de su ritos, me explicaría el por qué los maestros
curanderos se relacionan más con esta laguna. No se trataba de una simple devoción
como antes creía. Había mucho que descubrir en las orillas de estas aguas.
Luego, mi trabajo de investigación etnográfica para el curso “Cátedra Señor de
Sipán”, no solo me ha hecho regresar a bañarme y “eliminar la energía
negativa”, sino sobre todo, me ha imbuido en estas costumbres y tradiciones de
mi pueblo, y me ha ayudado a apreciar más a lo nuestro y a fortalecer mi
orgullo de identificarme como hijo de la cultura huancabambina. ¡Ha sido una
experiencia gratificante! Espero que este trabajo ayude también, a conocer más
lo que significa el curanderismo en la Laguna
Negra de Huancabamba.
Resultados
Me parece pertinente que
para conocer más sobre la relación de los maestros curanderos con la Laguna Negra, hay que saber cómo llegar.
De Huancabamba se debe tomar un carro (combi o auto). Estos carros generalmente
salen entre 3:30am y 4:00am. Hay que llegar hasta un lugar llamado Selva
Andina, más conocido como El Porvenir de Sierra Alta. En este lugar el
visitante encuentra a muchos campesinos de la zona que alquilan sus “bestias”
como ellos les dicen, para ir a la laguna. El que desea ir en “bestia” sólo
debe pagar entre 15 y 20 nuevos soles y va acompañado del dueño del animal la
ida y la vuelta. El que quiere caminar lo puede hacer y llega a la laguna en un
tiempo de 45 minutos a una hora. Entonces, si hemos salido de Huancabamba a la
hora ya indicada, en la Laguna Negra
estamos más o menos a las 8:00am, a una altura de 3,957 m.s.n.m. Hemos llegado
ya a la laguna considerada “sagrada” por excelencia y preferida de los maestros
curanderos.
Como ya le había pedido
a don Feliciano Chasquero Surita[1], que me permitiera
participar en sus ritos y que me brinde la información de lo que significa,
entonces como uno de sus pacientes, pero con inquietudes sanas e
investigativas, participé en estos ritos[2]. Afortunadamente, para
empezar, la laguna estaba “tranquila”. Entonces se empieza a arreglar la mesa,
la misma que consiste en espadas de diferentes tamaños, imágenes de santos,
calaveras, huacos, cuernos, entre otras cosas. Seguidamente, el curandero, presidente
de la ceremonia, hace los pagos respectivos a la laguna. Escupe a ésta primero
con agua florida, tabú, etc. Seguidamente lo hace con azúcar blando, maíz
blando, flores blancas y lima. Según don Feliciano, es esto lo que reclama la
laguna para que deje trabajar al maestro. Entonces, cesa el viento y la
llovizna y don Feliciano puede continuar su trabajo con el permiso de las
aguas. No obstante, como había más maestros con sus respectivos pacientes, se
supone que no todos hacían el pago como la laguna reclama. Entonces, la laguna
se enfurecía y bajaba el viento y la llovizna. Lo sorprendente es que, mientras
don Feliciano hacía su trabajo, en dos oportunidades sucedió esto y, para que
pueda seguir, uno de sus ayudantes le escupía aguardiente de primera e
inmediatamente la tempestad pasaba. Científicamente no podría explicar esto,
pero es así como ocurrió. Frente a esto, un colega con el que fui me dijo:
“aquí debería estar Einstein para que nos haga entender sobre la relación de
las energías”.
Para don Feliciano y
todos los curanderos, las aguas de la laguna, con fines medicinales, nunca se
deben utilizar prescindiendo de los pagos e invocaciones para obtener permiso y
garantizar el rito de las “limpias” y
los “florecimientos”, pues se trata
de un acto de reciprocidad. El maestro curandero entrega (paga) a la laguna las
ofrendas que ésta prefiere y a cambio recibe el permiso para hacer un buen
trabajo. Aparte de eso, don Feliciano invoca a la laguna, a Dios y a sus santos
a través de cánticos, donde se ayuda con una maraca. Luego, estos ritos no
excluyen la fe católica. Este tipo de pensamiento mezcla el poder de la
naturaleza y el poder de Dios y de todos sus santos. De este modo, el acto
curativo realizado por el maestro (brujo) no es en nombre propio, sino en
nombre de Dios y de sus santos, de la laguna y de su cordillera. Esa es la
ideología de los maestros.
Seguidamente viene el
momento de las limpias de alma y
cuerpo. Es el momento donde se debe “singar
el tabaco” en un caparazón de concha marina. Se hace primero por la fosa
nasal derecha y luego por la fosa nasal izquierda. El tabaco está mesclado con
aguardiente de primera. Mientras el paciente va singando, simultáneamente va
arrojando (vomitando) lo malo. Una de las peculiaridades de este acto curativo
es que, aunque el paciente haya tomado desayuno, al ingerir nasalmente el
tabaco, lo que expulsa es el mal hechizo, mas no la comida recientemente
ingerida. En efecto, el objetivo con esto es eliminar todas las malezas que en
ese momento están en el estómago. Después de esto, viene la “limpieza con las espadas y varas de
membrillo”. Se hace desde la cabeza hasta los pies, mientras se va
invocando el nombre de la laguna, de los santos y de Dios. El fin de este acto
es desechar las energías negativas del cuerpo. Finalmente, esta parte de las limpias termina con el “baño en la laguna”. El curandero
recomienda que se zambulla tres veces para que sea eficiente. El número tres
está relacionado con lo perfecto, lo completo. Luego, con este baño se descarga
a la laguna, la energía negativa que no ha podido ser eliminada con las espadas
y las varas.
Finalmente, una vez que
la persona ha sido limpiada de todos los males, corporales y espirituales,
producidos por el hombre y por causas sobrenaturales como: “malos vientos”,
“pisadas de cerro”, “encantos” o “sustos”; una vez recuperada la energía
positiva, la fuerza y el poder para seguir luchando en la vida, el curandero
pide a sus pacientes que se vistan adecuadamente y que dejen sus prendas
menores a la orilla de la laguna[3], para que con ellas se
queden los males corporales y espirituales. De esta forma, el paciente está
preparado para el florecimiento, el
mismo que consiste en una escupida con maíz blanco y flores blancas, además de
talco perfumado con tabú y jazmín. Las partes del cuerpo donde se debe escupir
son el pecho y la espalda. Se supone que con esto el paciente se ha recargado
de energía positiva. Está listo para descender de la cordillera. El rito ha
terminado y es hora de regresar a casa. Todo esto demora un tiempo aproximado
de dos horas. Lo que no he visto, es que al final del rito se haga un pago
adicional a la laguna, como señal de agradecimiento. Luego, a la laguna se le
hace un solo pago, solamente aquel para pedir permiso de poder trabajar.
Conclusiones
Las Huaringas de
Huancabamba (Piura-Perú), en especial la Laguna
Negra constituye el centro ceremonial más importante del curanderismo
norperuano. Esta laguna tiene su reconocida fama no solo en la población de
Piura, sino a lo largo y ancho del Perú y también en algunos países
extranjeros. Esto se sabe porque los pacientes que los maestros a diario
reciben, en su mayor número no son de Piura sino de otras regiones del Perú y
también del extranjero. Justamente, el curanderismo en esta parte del Perú,
depende obligatoriamente de estas aguas. Sin estas lagunas, el curanderismo de
esta región simplemente no existiría o al menos no tendría la reconocida fama
que tiene. Es cierto que hubo legendarios curanderos que han dejado su legado a
las generaciones presentes, pero la fama curandera de Huancabamba no sólo le
debe a estos ilustres y recordados hombres, sino sobre todo a los “poderes” que
se le atribuyen a estas aguas, en especial, a las virtudes de la Laguna Negra.
En esta laguna, según lo
que he podido observar en el desarrollo del rito, el maestro curandero hace la
función de sacerdote. ¿De qué forma? Al invocar a las fuerzas naturales y
divinas, es decir, al suplicar la intervención de los espíritus de la laguna y
la cordillera, de Dios y de sus santos. Luego, los maestros curanderos tienen
una fe sincrética, pues mezclan su convicción religiosa católica con su
creencia en las fuerzas y poderes de la naturaleza (de la laguna negra y de su
cordillera). Indudablemente, la invocación a los espíritus y la comunicación
con ellos, ha sido sólo reservada a los sacerdotes. Y en esta laguna y también
en las demás, son los maestros curanderos los que esto hacen. De hecho podría
decir, que las personas que a esto se dedican en este lugar, son los sacerdotes de la laguna. Asimismo, al
igual que en la religión cristiana con tradición sacerdotal, hay la costumbre
de las bendiciones y aspersiones de agua bendita con el fin de renovarse
espiritualmente, lo que se conoce como sacramental, creo que los actos ceremoniales
y espirituales de los curanderos, tienen esta misma connotación. De cualquier
forma, las limpias y florecimientos son actos para renovar a
la persona con la energía positiva. Y esto merece ser respetado por quienes no
comparten este tipo de creencia.
[1]
Don Feliciano Chasquero Surita es un reconocido curandero de 52 años de edad,
que heredó y aprendió este oficio de su padre Olegario Chasquero. De sus 52
años, 37 de ellos los tiene en el ejercicio del curanderismo. De hecho, en la
actualidad, los “Chasqueros” de Salalá tienen su reconocida fama como
curanderos, al igual que don Juan Manuel del caserío de San Antonio o don
Cipriano Surita del caserío de Yumbe. Estos son los más famosos y la nueva
generación después de los muy conocidos y ahora recordados, porque ya son
fallecidos, don Francisco Guarnizo, don Florentino García, don Sebastián
Camizán, don Ramón Carrillo y don Néstor Herrera.
[2]
Cabe resaltar aquí, que no cualquier maestro permite a una persona que
participe en sus ritos como los que yo he llegado, pues piensan que estas cosas
les dañaría la “mesa”. De ahí que estoy agradecido del señor Feliciano, porque
cuando le dije que era para un trabajo de la Universidad Señor de Sipán, no se
negó. Pienso que ha sido muy gentil con mi intensión investigativa.
[3]
Afortunadamente, hay ya algunos trabajadores pagados por la Municipalidad para
que, una vez terminados estos ritos, cuando la gente descienda de la
cordillera, hagan limpieza de la laguna y no se la contamine. Hace unos años,
las orillas de la laguna estaban llenas de prendas menores. Esto daba mal
aspecto para quienes llegaban como turistas. Gracias a las autoridades, hoy el
turista que llegue puede llevarse una buena impresión. La única intervención
del hombre que verá en la laguna son los arreglos con piedras alrededor de ésta,
para que los maestros puedan tender sus mesas.