martes, 3 de agosto de 2010

Los comentarios de Pablo Pérez a las obras de Judith Butler

Comentando “El género en disputa”, este comentarista empieza diciendo que uno de los objetivos claves de Butler era “desarrollar una crítica del esencialismo clásico acerca de la cuestión del género” . Pero que no se hubiera llegado a mayores conclusiones si no se hubiera tenido en cuenta aquella afirmación de Simone de Beauvoir de que no se nace mujer sino que se llega a serlo. Como vemos, es la perspectiva según la cual, la identidad masculina o femenina es la consecuencia de una influencia sociológica. Según esa concepción sociológica se puede decir que el varón para que sea varón tiene que aprender a ser varón y la mujer para llegar a ser mujer debe también aprender a ser mujer. La identidad de género en las personas, por tanto, es resultado de un largo proceso de aprendizaje y no es sólo la afirmación genética de la masculinidad o de la feminidad.

Hay que tener en cuenta también, que, según el comentarista de la obra de Butler, “la crítica parte de una reconsideración de ascendentes derridianos sobre la oposición entre naturaleza y cultura, y rechaza frontalmente su habitual transposición al sexo¬ ∕ género” . El sexo no es visto ya como una materialidad pasiva, sino que es cuestionado desde los patrones culturales, desde una superficie sobre la cual actúa la cultura. Desde ese punto de vista, “el sexo podría no cumplir las condiciones de una facticidad anatómica prediscursiva” . Así, lo que trata de problematizar Butler es la autonomía del sexo respecto al género. Y se da realce de ese modo la influencia de los patrones culturales en la construcción de la identidad propia de cada individuo. Además, el efecto de una aproximación del tema de género “se produce mediante la estilización del cuerpo” . De esa forma, todos los gestos, movimientos o estilos corporales constituyen el yo propio de cada individuo, que los expresan mediante signos corpóreos “y otros medios discursivos” .

Sin embargo, hay que tener en cuenta que esos aspectos discursivos son los medios que muestran el proceso de fijación de las disposiciones sexuales. Pues las influencias culturales lingüísticas o narrativas juegan un papel central en la configuración de identidades, no sólo al fijar los diversos tabúes culturales, sino también por excluir aquellas posibles construcciones que entren en conflicto con la norma dominante. De esa manera, la crítica de Butler resalta las disposiciones sexuales configuradas desde los patrones culturales, y, descarta de ese modo aquellos pensamientos que veían dichas disposiciones como fundacionales, originarias o desprovistas de una historia. Sin embargo, insiste en que esas “disposiciones son rasgos de una historia de prohibiciones sexuales impuestas” .

Al heredar la retórica de prohibición, con la nueva comprensión de las disposiciones sexuales se da paso a la liberación, debido a que se oculta el papel de la norma cultural, impidiendo de ese modo la influencia de las estructuras de la inteligibilidad cultural. Además, la “ley del discurso” determina las disposiciones, prácticas o deseos de las personas que podrán ser pensados. De ese modo cobra importancia aquí, la teoría de la performatividad, aquella que “se ocupa de los modos de producción de sujetos, de su construcción, siempre desde el origen en el interior de la cultura y de sus estructuras normativas” .

El segundo paso de la crítica de Butler se encuentra en “Cuerpos que importan”. En este caso se debe notar que las estructuras aquí interrogadas no son las típicamente culturales, como las perspectivas de género en el pensamiento feminista (constructivista), pues para esta corriente, el sexo es el referente natural de las estructuras genéricas, fundamento necesario en cualquier perspectiva del género. Aquí el interés principal es por la historia y la estructura del referente que se pretendía fuera de los condicionamientos culturales.

Pero esta visión que trae como consecuencia la ruptura con la prohibición, en lo que se refiere a la apertura del sexo, está aún por determinar. “Comienzan apenas a explorarse las consecuencias de esta reinterpretación del sexo como dispositivo cultural, histórico y contingente” . Juegan un papel importante aquí, las relaciones entre lenguaje y materia, que se presentan como una interdependencia que los convierte en inteligibles cuando son pensados por separado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que significar algo mediante el lenguaje, ya se trate del cuerpo, del deseo, de la materia, etc., plantea una serie de aporías. Pues de todas maneras, el lenguaje resulta ser insuficiente para representar eficazmente la alteridad radical, aunque “toda realidad significada” está íntimamente comprometida con las estructuras lingüísticas.

El artículo resalta además, la exploración el proceso de construcción de la idea de materia y de comprender algunos de los problemas que se derivan de conjugar las limitaciones del discurso para dar cuenta de la materia como una exterioridad absoluta, trascendente al medio discursivo. Y, hay que tener en cuenta aquí, que, todo significante “posibilita y condiciona nuestra actual forma de comprender la materialidad y, a partir de ahí, nuestros cuerpos y nuestros sexos” . Así, la idea de mujer o de feminidad se ve involucrada en aquellos procesos, cuyos imperativos culturales rigen su producción. En ese sentido, la corporalidad no es lugar incuestionable de lo dado, sino el efecto de ciertas formas de ejercicio del poder. Y, concluyendo este punto, el autor del artículo subraya que, mientras “El género en disputa hacía tan necesaria la idea de proliferación de identidades, capaces de contrarrestar la exclusión tanto como de desestabilizar los mecanismos de regulación del género; en Cuerpos que importan, la proliferación se plantea como retorno desde las fronteras de la legitimidad, pero un retorno que no busca el reconocimiento en el seno de las estructuras normativas del sexo, sino la rearticulación general de las mismas” .

La siguiente obra de Butler que comenta el articulista es “La dominación masculina”. Ahí se opone a “la constancia transhistórica de la dominación masculina” . Pero aquí resalta también que los sexos no son meros roles que puedan interpretarse a capricho, pues están inscritos en los cuerpos y en un universo de donde sacan su fuerza. Además asevera que se tiene una concepción fallida sobre la performatividad de género, puesto que se cree que el género es una simple opción o construcción que uno se pone como si se pusiera la ropa por la mañana. Pero el tema de género no es como ir por las mañanas al ropero y elegir qué ropa me pongo para el día. La performatividad de género no es elegir cada mañana qué género voy a tener durante el día.

Desde eses acotaciones, se puede entender que, “sería un error asociar constructivismos con la libertad del sujeto para formar la sexualidad como le apetezca” . Además, una construcción no es lo mismo que un artificio. El constructivismo tiene que tener en cuenta el terreno de las restricciones, sin las cuales cierto ser vivo deseante no podría abrirse camino. Además, las restricciones no fijan el límite a la performatividad, “la restricción es, antes bien, aquello que impulsa performatividad” .

En el último punto, el comentarista de las obras de Butler, se propone “explicar cómo puede convertirse este paradójico impulso restrictivo en la condición misma de posibilidad de creación de un espacio de resistencia a través de anomalías que amenazan el éxito normalizado de cualquier repetición preformativa” . Aquí el comentarista toma a la “Excitable Speech”, donde se centra “la atención en el papel de determinadas variantes discursivas en los procesos de construcción de los adyecto tanto como en las políticas identitarias posibles desde las posiciones subordinadas” . Se introduce, por tanto, una temática nueva, al considerar los efectos subordinantes del discurso en términos de “heridas de identidad”. En ese sentido, según el texto de Excitable Speech, “la noción de que el discurso hiere parece descansar en esta inseparable e incongruente relación entre cuerpo y discurso, pero también, consecuentemente, entre el discurso y sus efectos”.

La Excitable Speech, según el comentarista “defiende la necesidad de reconstruir las identidades comprometidas con los dictados del hate speech desde las mismas posiciones subordinadas en que se constituye la agencia de determinados sujetos” . Con esto, Butler no se propone ninguna resolución definitiva de las relaciones entre materia y lenguaje, o entre cuerpo y discursividad, sino más bien “su propio discurso se asienta sobre la inestabilidad del lazo que une ambas categorías, fundamentalmente, de la indecibilidad de la cuestión acerca de qué termino habría que preceder, explicar o contener al otro".

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