domingo, 19 de julio de 2009

Sobre la recuperación de la memoria

Para hablar del tema de la recuperación de la memoria, debemos empezar cuestionando al totalitarismo, ya que éste tiene como una de sus armas más poderosas la superación de la memoria, mediante la conquista de la comunicación. Esta memoria puede ser controlada desde una historia oficial. Pero "ninguna institución superior, dentro del estado, debería poder decir: usted no tiene derecho a buscar por sí mismo la verdad de los hechos, aquellos que no acepten la versión oficial del pasado serán castigados"[1]. Nadie debe impedir la recuperación de la memoria. Sin embargo, hay quienes han tratado de echar al olvido esas caóticas vivencias de esos seres humanos. Pero esa no es la solución para que las heridas de las víctimas dejen de sangrar. Con actitudes de ese tipo, la luz del perdón y de la reconciliación jamás iluminará el horizonte de las almas, sino más bien, la angustia anidará siempre en el seno de las víctimas.

En el caso del exterminio de los judíos se decía, por ejemplo, que era la consumación de una historia que nunca ha sido escrita y nunca lo será; que esa acción sería en nombre de una dicha futura de la memoria. Pero lo que querían los verdugos nazis, era aniquilar a todos sin dejar rastro alguno. Ese tipo de actitudes se parecen más a animales depredadores, que matan sólo por placer y por preservar una ideología. Por ese tipo de pensamiento se les arrebató la libertad y la esperanza a tantos inocentes. El problema está en cómo hacer memoria de eso ahora, en cómo hacer para que ese recuerdo sea menos doloroso. Si bien es cierto, que la memoria siempre tiene un poder superativo, hay que tener en cuenta también, que debemos salvar el pasado. Además, no debemos olvidar que, si "si la vida ha sucumbido ante la muerte [...], la memoria sale victoriosa en su combate contra la nada"[2].

Si bien es cierto que la vida cotidiana expresa la tiranía del presente, también el pasado tiende a hundirse en el olvido, porque la conciencia se ocupa del hoy, y el hoy se convierte en el ayer. Por eso que el pasado hay que salvarlo como a alguien que está por ahogarse. Hay que hacer un trabajo del rescate del pasado, pero aquí la memoria crítica juega un papel central, porque la deformación de los hechos del pasado atrofia a la memoria. La memoria no se opone al olvido, sino más bien, es un proceso selectivo que supone la conservación de ciertos elementos históricos, pero también el olvido. La memoria nos enseña qué olvidar y qué recordar. Esto implica el ejercicio del discernimiento. No se trata de recordar todo, porque eso podría impedirnos vivir. Se trata más bien, de "desvelar la verdad de lo ocurrido y castigar a los culpables [...de modo que] la víctima recupere realmente su condición de ciudadano"[3].

El mayor de los problemas en contra de una memoria real, son los regimenes totalitarios, porque provocan el control de la selección de la memoria. Son ellos quienes eligen qué se debe recordar y qué no, pero "la memoria es aquí destronada, no en provecho del olvido, por descontado, sino de algunos principios universales y de la voluntad general"[4] En ese sentido, podemos decir que los regimenes totalitarios se arroban el derecho exclusivo de selección y proponen qué debe ser parte relevante de una historia y qué no. De hecho, para esto, el historiador tiene un material de trabajo y una serie de interpretaciones de lo que ha sido la comunidad en el tiempo. Pero hay que tener en cuenta, que el historiador no puede compilar, él selecciona, pero ¿desde dónde selecciona? Desde una previa reflexión, pero debemos tener en cuenta, que aquí entran a tallar los juicios de valor. Y generalmente se escribe la historia de acuerdo a una conveniencia particular. Incluso analizando nuestra patria, podemos ver, que la historia ha sido escrita de acuerdo a una conveniencia del estado. Pero como el estado era gobernado por militares, entonces, lo que se ha inculcado en la formación de las conciencias, es que nuestros héroes generalmente sean militares derrotados en conflicto; pero no hay reconocimiento de héroes del conocimiento, héroes artísticos u otros personajes civiles que entregaron todo de sí por el crecimiento del país.

El problema está en cómo cambiar este tipo de memoria, cómo rescribir la historia de manera que ya no sea enseñada bajo una sola línea de la historia. Tal vez la única solución para que haya una ética cívica, se requiere escribir la historia del Perú, en clave democrática. Escribir los eventos vinculados a la sociedad civil. Se trata, por lo tanto, de hacer una memoria de tal manera que lo que se enseñe a los ciudadanos sea por el desarrollo de la comunidad política, donde el ciudadano tenga la libertad de participar en la configuración de la historia. Pero aquí no deben tener lugar los regímenes totalitarios, porque estos concentran su poder en la selección de la memoria. Antes por el contrario, los regímenes democráticos, deben ocupar su misión, la de promover nuestro derecho a saber lo que de verdad sucedió.

No se trata de desvelar la verdad de lo ocurrido con el fin de abrir las heridas a las víctimas, porque si así fuera, como asevera Todorov, "sería de una ilimitada crueldad recordar continuamente a alguien los sucesos más dolorosos de su vida, también existe el derecho al olvido"[5]. El fin de esto es más bien por la reconstrucción de la interrelación humana mediante el ejercicio de la reconciliación, ya que sólo de ese modo podrá cambiar mi interpretación de los hechos, en el modo de ver las cosas; y recordaré las cosas de manera menos dolorosa, porque "la memoria no sólo es responsable de nuestras convicciones sino también de nuestros sentimientos"[6].

Lo que se busca con la recuperación de la memoria, es hacer justicia a favor de las víctimas y castigar según la ley a los culpables; porque tal vez es el único modo de recobrar espacio en el ámbito público. En ese sentido, "desvelar la verdad de lo ocurrido y castigar a los culpables constituyen elementos esenciales para que la víctima recupere su condición de ciudadano"[7]. Pero aquí ocupa un papel importantísimo el perdón, puesto que éste puede librarnos del lacerante yugo del pasado, para obtener, después, una nueva visión de éste y darme la posibilidad de mirarlo libremente__al pasado__, pero sin anularlo. De ese modo, el pasado no nos oprime, sino nos libera. De ahí que para Hannah Arendt, "sin ser perdonados, liberados de la consecuencia que hemos hecho, nuestra capacidad para actuar quedaría [...] confinada a un solo acto del que nunca podríamos recobrarnos, seríamos para siempre las víctimas de sus consecuencias"[8].

Este tipo de trabajo se inició en nuestro país con la CVR, con el fin de poner a la luz la verdad de los hechos. En ese sentido, la CVR, pretende recoger y trasmitir no una verdad selectiva, sino una verdad que sea conocida por todos. Y este trabajo es lo contrario al de aquellos que piensan de manera distinta y no hacen sino poner límites a la memoria. Sin embargo, hay quienes, cuyas actitudes nos impulsan a pensar, que en ellos no anida ningún sentimiento de empatía, porque incluso no quieren reconocer la existencia de aquellos muertos y desaparecidos registrados en el informe de la CVR. Lo peor de todo, es que incluso personajes ligados a la Iglesia y que desempeñan el cargo de pastores de la misma, se han manifestado en contra de tales verdades. Pero ¿cómo callar semejantes injusticias? Negar tal realidad, implica también la negación de la condición humana de esas personas que en algún momento sonrieron, pero que trágicamente se les arrancó la capacidad de sonreír para siempre.

La justicia debe ser consumada cuando se desvela la verdad de los hechos, para que las víctimas no se queden con la horrenda angustia y no sientan que son "incapaces de perdonar lo que no pueden castigar"[9]. Eso implica también el discernimiento, para poder reparar el hecho del pasado que tanto dolor causó. Además, el pasado se reconstruye desde el presente, y éste no es regido por el pasado como algunos creen. Reconstruimos el pasado desde las condiciones y exigencias del presente. Si bien es cierto que ya no podremos devolverles la vida a aquellas víctimas que murieron en estas condiciones, pero al menos, podremos permitir a los parientes de las víctimas a ejercer su derecho y saber cómo murieron sus víctimas. En ese sentido, la rememoración busca esclarecer y modificar la visión que se tiene del pasado, en cuanto que hace lo posible por limpiar las heridas y vendarlas para que dejen de sangrar. Esto sólo se logra mediante el ejercicio de la justicia.

No hay una sola forma de hacer reminiscencia de los hechos, Todorov dice que "el acontecimiento recuperado puede ser leído de manera literal o de manera ejemplar"[10].Pero aquí, la comunidad política tiene la posibilidad de discutir los criterios de selección de la memoria. En la memoria literal, dice Todorov, "descubro a todas las personas que puedan estar vinculadas al autor inicial de mi sufrimiento y las acoso a su vez, estableciendo además una continuidad entre el ser que fui y el que soy ahora, o el pasado y el presente de mi pueblo, y extiendo las consecuencias del trauma inicial a todos los instantes de la existencia"[11]. Pero no se trata de establecer culto a la memoria misma, porque eso puede terminar victimando a las víctimas de la violencia. Y no queremos someter el presente al pasado, sino más bien liberarlo.

Pero la memoria ejemplar, sin embargo, determina los procesos de violencia del pasado con otras comunidades políticas, con el fin de establecer lecciones que orienten el futuro. La memoria ejemplar tiene un potencial liberador y lo que se trata aquí, es de ajustar cuentas con el pasado para reparar a las víctimas y castigar a los culpables; pues de esa forma las víctimas pueden integrarse a la sociedad y sentirse libres, libres incluso para recordar el pasado sin reparo alguno. La memoria ejemplar "permite utilizar el pasado con vistas del presente, aprovechar las lecciones de las injusticias sufridas para luchar contra las que se producen hoy día, y separarse del yo para ir hacia esotro"[12]. La memoria ejemplar tiene que ver con el trabajo comparativo de casos singulares y semejantes que nos permiten aproximarnos con mayor solidez al sufrimiento del inocente. "Todos tiene derecho a recuperar su pasado, pero no hay razón para erigir un culto a la memoria por la memoria; sacralizar la memoria es otro modo de hacerla estéril"[13].

Lo que se busca es el aprendizaje en el sentido ético-político. Esto está vinculado con el tema de la tragedia, ya que la sabiduría de ésta, se identifica con el aprendizaje a través del dolor, para discernir si ese dolor es fruto de la injusticia o de la fatalidad. En ese sentido, la memoria está al servicio de la organización de la vida en el presente, pero de esto se encarga la memoria ejemplar. Además de eso, esta memoria según Todorov, tiene como fin la reintegración a la ciudadanía. Eso significa que la condición de víctima debe ser superada, para enfrentar el presente de otro modo. De esa manera, "la memoria ejemplar generaliza, pero de manera limitada; no hace desaparecer la identidad de los hechos, solamente los relaciona entre sí, estableciendo comparaciones que permiten destacar las semejanzas y las diferencias"[14].

La memoria literal sólo asume el rol de espectador, pero la memoria ejemplar busca integrar la víctima a la sociedad. En ese sentido, la memoria ejemplar busca una lección moral. La memoria ejemplar busca sacar conclusiones y ver de lo que el ser humano es capaz. Pero eso implica un compromiso con la justicia, de tal manera que se respeten los derechos de cada ciudadano en el interior de la comunidad, porque "cuanto mayor fuese el daño en el pasado, mayores serán los derechos en el presente"[15] . No se trata de extender el sufrimiento como en le caso de la memoria literal, sino más bien, integrar a los afectados a la ciudadanía. Y como conclusión, "se podrá decir entonces, de una primera aproximación, que la memoria literal, sobre todo si es llevada al extremo, es portadora de riesgos, mientras que la memoria ejemplar es potencialmente liberadora"[16].

[1] TODOROV, Tzvetan. Los abusos de la memoria. Paidós Asterisco. Publicado en francés, en 1995, por Arléa, París. Pág. 16
[2] Ibíd. Pág. 18
[3] GAMIO GEHRI Gonzalo. ÉTICA, MEMORIA CRÍTICA Y CRISTIANISMO. Conferencia dictada en el Instituto Superior de Estudios Filosófico-Teológicos "Juan Landázuri Ricketts. Rímac, 2003. Pág. 6
[4] TODOROV, Op. Cit. Pág. 20
[5] Ibíd. Pág. 25
[6] Ibíd. Pág. 26
[7] GAMIO, Op Cit.
[8] ARENDT, Hannah. LA CONDICIÓN HUMANA. Ediciones Paidós Ibérica, S.A. 3ª reimpresión, 1998. Pág. 257
[9] Ibíd. Pág. 260
[10] TODOROV, Op. Cit. Pág. 30
[11] Ibíd.
[12] Ibíd. Pág. 32
[13] Ibíd. Pág. 33
[14] Ibíd. Pág. 45
[15] Ibíd. Pág. 54
[16] Ibíd. Pág. 31

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