sábado, 18 de julio de 2009

Un tema ético en el Perú

Primero quiero apelar a uno de los grandes influjos de la época moderna: La idea de individuo. Con esto no quiero referirme que es una idea negativa, sino más bien que al ser acogida de manera extrema, en la contemporaneidad ha producido lo que Charles Taylor llama: el individualismo[1]. Me refiero a este problema puesto que según el referido autor, es la raíz de otros problemas éticos en nuestro tiempo. Si bien es cierto que el individualismo es considerado como "el logro más admirable de la civilización moderna"[2], hay que tener en cuenta también, que es la cuna de otros males que asechan nuestra sociedad.

En ese sentido, partiendo de este problema podemos entender la corrupción en nuestro país, corrupción que se hace evidente en ciertos agentes públicos de ciertas instituciones. Uno de esos actos no éticos son las coimas que con frecuencia se ve y se escucha por los medios de comunicación sobre ciertos agentes policiales, como también en los mismos agentes del Poder Judicial. De ahí surge la incertidumbre de muchos ciudadanos que podrían hacerse la siguiente pregunta: ¿cómo tener confianza en este tipo de instituciones si ya no se sabe si lo que dicen o hacen aquellos que las representan es o no verdad? Lo cierto es que con ese tipo de actitudes se ha generado en muchos ciudadanos la incredulidad en dichas instituciones.

Vemos que cada uno busca sus propios intereses pese a que su labor dentro de la institución sea procurar el bienestar ciudadano. Eso revela el desinterés por el bien social y el interés por el bienestar propio. Con esos criterios incluso intentan "comprar" la justicia, pese que ésta sea inconmensurable con el dinero, y no se toma en cuenta el principio que debe valer para todos: la justicia.

El descubrimiento del individuo ha sido mal interpretado en la contemporaneidad, porque si bien es cierto que en la modernidad se procuró la autonomía del ser humano, eso no implica que pueda hacer lo que me venga en gana con el fin de lograr lo que a mí me satisface. Además de eso, esa mala lectura de la autonomía del ser humano ha producido una crisis de sentido en la sociedad. De ahí que, pese a que ciertos personajes que trabajan como funcionarios públicos para "velar" por el orden o por la justicia públicos, se aprovechan de su trabajo para lograr fines propios. O tal vez, simplemente porque han perdido la conciencia ética de tal manera que cometer tales actos no éticos les da lo mismo como si no los cometieran.

En esta situación vemos que los seres humanos se concentran en el bienestar propio y olvidan los principios que rigen el orden de la ciudadanía. Pese a que estos individuos laboran por el "bienestar" de la ciudadanía, con sus actitudes parecen haber roto su compromiso con la misma. Y como es sabido, la raíz de este problema es la gama del individualismo, puesto que los seres humanos se sienten cómodas sólo con el bienestar propio pero no con el de la comunidad. El tema es muy amplio, sin embargo si se trata de promover la justicia, debemos comprometernos a velar por ella y no dejar que ciertos agentes atenten contra los principios que deben ser respetados por todos los ciudadanos.

Ahora bien, si tratamos de abordar el problema antes citado desde un tipo de juicio, creo que se puede abordar desde un juicio relativo, puesto que "nuestras palabras sólo expresan hechos, como una taza sólo contiene una determinada cantidad de agua, aunque yo derrame un galón sobre ella"[3]. Además, el problema es un hecho que se da en el mundo y tiene carácter particular y concreto.

Como es sabido, el tema en cuestión trata sobre el respeto a un principio ético y social: la justicia, en contra de un mal que asecha nuestra ciudadanía: las coimas de algunos agentes públicos. Pero a este problema se puede plantear desde un juicio de valor relativo, porque es un hecho que se da en nuestra sociedad y como tal no puede ser abordarlo desde un juicio de valor absoluto, ya que éste por ser absoluto tiene dificultad en la praxis. Además cuando hablamos de injusticias o de coimas, debemos tener en cuenta que no la totalidad de los hombres que labora en tales instituciones comete tales delitos, sino sólo una parte de ellos, lo cual sugiere que el juicio sea relativo.

"Ningún enunciado sobre hechos puede nunca ser o implicar un juicio de valor absoluto", puesto que todos los enunciados sobre hechos hacen referencia sólo a algo puntual o concreto. Y con ese criterio podemos hablar del tema antes citado, que si bien es cierto hay personas, cuyos actos no van de acuerdo con los principios éticos de la sociedad, eso no implica decir por ejemplo: en el Perú los agentes de la policía y del Poder Judicial son corruptos, puesto que no practican los principios éticos que rigen y ordenan el bienestar de la ciudadanía. Un juicio de ese tipo tendría valor absoluto; sin embargo, eso sería una mentira ya que no todos actúan de la misma manera. El juicio más atinado sería, en todo caso: en el Perú algunos agentes de la policía y del Poder Judicial son corruptos...

Según Wittgenstein, la ética tiene un carácter absoluto y supranatural, mientras tanto, las actitudes no éticas en la sociedad son sólo de carácter relativo, de tal manera que no podemos referirnos a tales actitudes con juicios absolutos, entonces ¿cuál sería nuestra reflexión frente a dichos actos o actitudes no éticas? Como es obvio, según lo visto anteriormente, parecería difícil pronunciarnos sobre esto, sin embargo Wittgenstein dice: "en tanto la ética surge del deseo de decir algo sobre el sentido último de la vida, sobre lo absoluto, sobre lo valioso absoluto", tenemos que respetarla "profundamente" y nunca ridiculizarla.

[1] TAYLOR Charles. La ética de la autenticidad. Ediciones Piados. España, 1994. Pág. 38
[2] Ibíd.
[3] WITTGENSTEIN, Ludwig, En Torno a la Ética y el Valor. Lima, U.N.M.S.M., 1967. Traducido por Augusto Salazar Bondy. Pág. 105

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