sábado, 13 de junio de 2009

Doctrina de la univosidad de Juan Duns Escoto

Escoto plantea la teoría de la univocidad, para tratar el tema sobre el conocimiento de Dios. Ya otros autores habían trabajado el dicho tema, pero habían planteado otras doctrinas, como santo Tomás, que prefirió explicar dicho conocimiento de Dios desde la analogía, pero que no fue convincente para Escoto.

Ahora bien, Escoto empieza con una pregunta, de “si Dios puede ser conocido naturalmente por el intelecto humano en esta vida”. Y después de eso, continúa su planteamiento, mencionado algunos argumentos de Aristóteles, donde se dice. “la metafísica es una teología de Dios, en la que lo divino ocupa el primer lugar”. Si bien es cierto, que Tomás, basándose en el Pseudo Dionisio dice que, “no podemos conocer qué es Dios, sino sólo lo que Él no es”; Escoto le objeta diciéndole que, ¿cómo podríamos negar algo de Dios, si no conociéramos ya de antemano que aquello que negamos de Él es incompatible con su ser conocido por nosotros de alguna otra manera? Además, afirma, un conociendo puramente negativo no es conocimiento en el sentido indicado de la palabra.

De la misma manera, continúa Escoto, ni se puede decir que conocemos a Dios sólo a través de las criaturas, para rebatir esto, propone la univocidad, en contraposición a la teoría de la analogía de Enrique de Gante y de Tomás de Aquino. Además, insinúa Escoto, si conociéramos a Dios sólo a través de las criaturas, o mediante conceptos análogos; nuestros conceptos de Dios serían en tal caso sólo equívocos a aquellos de las criaturas, puesto que, las criaturas serían semejantes a Dios sólo con una semejanza externa.

En un contexto como este, Escoto asevera que, “nosotros conocemos a Dios no sólo por medio de conceptos análogos (…), sino también por medio de conceptos que son unívocos a Dios y a las criaturas”. Pues para él el concepto unívoco posee una tal unidad que no se puede predicar o negar de una misma cosa sin contradicción. Por lo tanto, asegura Escoto: “podemos llegar a un verdadero, quiditativo conocimiento de Dios sólo mediante conceptos unívocos”. Pero para tener plena certeza de la posibilidad de tales conceptos, Escoto fundamenta su posición mediante algunos argumentos que él desarrolla como sigue:

a) Nuestro intelecto no puede tener certeza y dudar al mismo tiempo respecto de una misma cosa. Ahora bien, el hombre, en su estado presente, puede dudar si Dios es finito o infinito, creado o increado, pero sabe con certeza que Él es un ser. El concepto de ser o ente es, pues, diverso de cada uno de los otros dos conceptos, aun cuando está incluido en ambos. Ésta es la razón por la cual se debe decir que el concepto es unívoco.

b) El conocimiento en esta vida es posible sólo por medio de la acción simultánea del intelecto y del fantasma o del objeto que se manifiesta mediante el fantasma. Pero, de esta manera, no se puede obtener concepto simple alguno o concepto propiamente dicho, que no sea unívoco sino sólo análogo, o totalmente diverso del que se revela en el fantasma. En consecuencia, quien niega la univocidad debe negar también la capacidad del hombre para formular en esta vida cualquier concepto de Dios por medio de su razón natural, lo que va contra la experiencia.

c) El conocimiento de Dios mediante las perfecciones simples, que encontramos en las criaturas, también necesitan de la univocación. Pues si la razón formal de estas perfecciones__como la sabiduría, el intelecto y la voluntad__ no se aplica a Dios unívocamente, entonces no es posible poseer un verdadero conocimiento de Dios: conoceríamos, en efecto, estas perfecciones sólo en el modo en que ellas existen en las criaturas.

d) La cuarta preposición, está conectada con el concepto de ente infinito, que para él es el mejor concepto que el hombre puede tener de Dios. La infinitud, dice Escoto, es un modo intrínseco que caracteriza a Dios y a sus atributos mejor que cualquier otro: el concepto de ente infinito incluye, en efecto, también al ente infinito, la verdad infinita y todas las demás perfecciones simples en el grado más alto posible. Además, la existencia de un ente infinito, es la última conclusión, a la que Escoto llega con la prueba de la existencia de Dios.

e) En el caso que se reconozca la validez de los conceptos unívocos, nos podemos formar una noción bastante precisa de Dios como de un ente que condensa en sí y de manera absoluta todas las perfecciones, conocidas por nosotros mediante el proceso de abstracción de las perfecciones simples de las criaturas.

En efecto, Escoto llega a establecer una noción quiditativa de Dios, que evita los dos extremos del agnosticismo y del ontologismo y pone en el nivel debido la capacidad de la razón humana respecto de su creador. Además, Escoto, cuando habla de la univocidad, dice que dicho concepto significa identidad de término, concepto y realidad específica o modalidad a la que el término es aplicado, pero no identidad de los seres involucrados tomados en su completa realidad metafísica. De esa manera, él puede hablar de un Ente infinito y las criaturas son sólo entes finitos y de diversa manera limitados. Pero infinitud es un modo de ser formalmente distinto del ente en sí mismo, como lo son la verdad, la bondad, y las otras perfecciones simples.

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