sábado, 13 de junio de 2009

Reflexión del Salmo 33

Paz y bien en Cristo Jesús. Mi reflexión para este sábado la he tomado del salmo 33 de la hora intermedia. Este salmo lleva como título: EL SEÑOR, SALVACIÓN DE LOS JUSTOS. Y justamente la categoría humana que refiere este salmo, es a los humildes, a los desgraciados, a los corazones que sufren quienes son proclamados como dichosos por el Señor.

E incluso el mismo Jesús dice en el evangelio, “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ustedes es el reino de los cielos. Bienaventurados los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Bienaventurados los que lloran, porque reirán” (Lucas 6, 20-21) es más él mismo da gracias al padre en tonalidad de este salmo y dice: “Padre, Señor del cielo y de la tierra, yo te doy gracias, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes y se las has mostrado a los pobres y humildes”. (Lucas 10, 21). Vemos aquí como el pobre por excelencia agradece al padre, porque es el padre quien vela por él y a quien él obedece incluso hasta la muerte, y una muerte de cruz.

Como Jesús hoy también, este salmo nos invita a agradecer a Dios nuestro padre y a proclamar juntos su grandeza porque es él quien vela de nosotros y por su bondad y misericordia infinitas escucha nuestras súplicas, nuestras necesidades. Si el afligido invoca al señor el lo escucha y lo libra de todas sus angustias dice el salmo. El señor no deja de escucharnos, además como dice el mismo Cristo en el evangelio refiriéndose al padre, que sabe dar cosas buenas a sus hijos, porque ¿qué padre si su hijo le pide un pescado le dará una serpiente? o ¿qué padre si su hijo le pide un pan le dará una piedra?(Mateo 7, 9-11) Gustad y ved qué bueno es el señor (Salmo 33, 9)dice el salmo, dichoso el que se acoge a él (Salmo 33, 9). El padre siempre da cosas buenas a sus hijos (Mateo 7, 11).

Si bien es cierto, este salmo considera a los humildes, a los pobres, a los desgraciados como dichosos, además habla de un padre misericordioso, que está pendiente a las súplicas de los sufrientes, de los atribulados; sin embargo hoy vemos que para muchos es difícil entenderlo, tantos que se preguntarán ¿dónde están los dichosos por el señor si hay tantos que sufren, tanta violencia tanta injusticia en el mundo? Lo peor de todo es que se empieza a dudar de Dios. Pero en realidad lo que nos falta es fe y confianza en su misericordia. Queremos hacer las cosas por sí solos y de esa manera nunca llegaremos a ser los dichosos por el Señor, como dice el salmo.

Hoy esta realidad es un signo de los tiempos. Tanto se habla de combatir la pobreza como si esta fuera una fuerza que hay para combatir. Vemos el grito de tanta gente protestando por la justicia, pidiendo ser escuchados y prácticamente se les oye pero no se les escucha y esta no es una realidad que sólo se vive en el Perú, sino en todos los países del tercer mundo. Sin embargo el salmo dice que el pobre grita y Dios lo escucha (Salmo 33, 18). Dios padre bueno no es indiferente con sus hijos. El mismo Cristo dice que el padre sabe dar cosas buenas a sus hijos (Mateo 7, 11), lo que pasa es que nosotros no nos acercamos a él, somos indiferentes con el padre.

Si entendiéramos la bondad de Dios se haría real lo que dice el salmo: “nada les falta a los que le temen […] los que buscan al señor no carecen de nada” (Salmo 33 10-11), pero para eso, el condicionamiento es hacer siempre el bien, caminar por un sendero justo, como Cristo que “pasó por este mundo haciendo el bien” (Hechos 10, 38). Asimismo, otro de los condicionamientos de este salmo es buscar la paz y el salmista incluso lo dice en imperativo: “busca la paz y corre tras ella”( Salmo 33, 15) porque sin paz es imposible vivir, sin paz el corazón sangra y se ve envuelto en sombras y temores. La paz rige la auténtica vida.

Por esto creo importante la perspectiva de este salmo porque nos invita a la confianza en el Señor y a la fidelidad en él, ya que solo él es nuestra felicidad, solo en él está nuestra felicidad, porque él es la plena felicidad de quien la bondad para con sus hijos no conoce el crepúsculo de la vida.

No hay comentarios: