sábado, 13 de junio de 2009

Entre Tomás de Aquino y Juan Duns Escoto

1.- ¿Cuál es el argumento de Santo Tomás para probar que en el hombre hay sólo una forma sustancial? ¿Cuál es la respuesta de Escoto a ese argumento? ¿Cuál es son las razones por las que Escoto defiende que en el hombre hay más de una forma sustancial?

Argumento de Santo Tomás:
→Para cada ente hay sólo un esse: y este esse es dado por una sola forma; por lo tanto, para cada ente hay sólo una forma. Ahora bien, para comprender esta forma de razonar, conviene tener en cuenta que, para la filosofía tomista, la forma sustancial es la que da el esse y determina la naturaleza del ente compuesto, de tal manera que esotro componente (la materia prima) no tiene realidad o acto en sí mismo, sino que está a la forma como simple potencia o responsabilidad respecto al acto. En consecuencia, según tal concepción, el alma intelectiva es la única forma del hombre, porque toda forma o cambiaría la naturaleza del hombre, o sería puramente accidental sin consecuencia alguna para el problema en discusión.

Respuesta de Escoto:
→Si la materia, y con mayor razón el cuerpo humano, es un verdadero principio de composición, ella debe tener una realidad en sí misma independientemente de la forma; en caso contrario no es más que una pura ficción o abstracción de la mente. Por lo tanto, según Escoto, la materia prima no puede ser identificada con la simple potencia en un ser concreto y existente, sino que debe tener en sí misma un esse que la haga salir de la nada por así decirlo. Sin embargo no niega el hecho de que, en la realidad concreta, la materia se halla unidad sustancialmente a una forma específica que determina la clase de ser al que pertenece el compuesto. Asimismo, para Escoto, en un ser compuesto como el hombre, pueden haber tantos esse cuantas son lasa entidades que constituyen el compuesto humano, a menos que uno quiera decir que estas entidades no tienen una entidad propia y son por lo tanto, para los efectos prácticos, no entidades.

Argumento de Santo Tomás:
→Se basa en la distinción entre la forma sustancial y la forma accidental. La forma sustancial confiere el esse simpliciter o el esse no cualificado; la forma accidental confiere sólo un ser cualificado. De esto se sigue una posterior distinción: la forma accidental sobreviene a un ser ya existente, mientras la forma substancial es conferida a un ser que existe sólo potencialmente.

Respuesta de Escoto:
→Es una errónea distinción entre forma accidental y forma sustancial. Es una equivocación del término simpliciter con relación al esse o al ente. Como ya se ha dicho, esse simpliciter puede referirse tanto al ser en cuanto opuesto a la nada como también al ser sustancial en cuanto opuesto al ser accidente. En consecuencia, para Escoto, la forma sustancial confiere el ser sustancial y la forma accidental el ser accidental, no importa cuales sean sus consecuencias. Asimismo, dice Escoto, la forma corporeitatis como entidad diversa puede coexistir con el alma intelectiva del hombre sin infringir el tradicional principio de acto y potencia, siempre que éste se entienda en el sentido antes mencionado.
Argumento de Santo Tomás:
→No se debe admitir ninguna otra forma fuera del alma intelectiva, y la razón es ésta: una forma superior contiene virtualmente todas formas superiores. Quien niega esto, corre el riesgo de violar el principio aristotélico según el cual no se deben multiplicar los entes sin necesidad.

Respuesta de Escoto:
→En el hombre hay una forma por la cual el cuerpo es cuerpo y una forma por la que el cuerpo es animado. Escoto no acepta que la forma intelectiva sea también la forma del cuerpo como tal, pues cuando el alma deja al cuerpo, éste permanece al menos por un tiempo.

Razones por las que Escoto afirma que en el hombre hay más de una forma sustancial:

→La forma intelectiva incluye también la forma vegetativa y sensitiva, como dice Santo Tomás; pero no se puede aceptar que la forma intelectiva sea también la forma del cuerpo como tal p precisamente del cuerpo como cuerpo; esto teniendo en cuenta de manera especial el hecho de que cuando el alma deja el cuerpo, éste permanece al menos por un tiempo, sin algún cambio en su estructura física y química.
→El alma informa el cuerpo mediante la forma corporeitatis, que sirve de anillo de unión entre la materia prima y el alma intelectiva. La forma de corporeidad, que es transmitida mediante el proceso de generación, determina la estructura físico-química del cuerpo. A causa de de su natural subordinación al alma intelectiva, la forma de corporeidad funciona a la perfección sólo en unión con la misma. Si bien en cierto que en la muerte el alma se desliga del cuerpo, pero la forma de corporeidad continúa funcionando, al menos por un tiempo determinado.

2.- ¿Cuáles son los argumentos de Escoto para probar que el alma intelectiva es inmaterial?

Descartando la formulación del argumento sugerido por aquellos filósofos que pretenden que el intelecto ejerce sólo un rol pasivo en el acto de entender, Escoto propone su argumento en forma de entimema.

→ El hombre tiene el poder de comprender formal y propiamente; luego el alma intelectiva es la forma propia del cuerpo.
→ El hombre conoce con un acto que en sí mismo no es de naturaleza orgánica, sino que trasciende todo conocimiento sensitivo.
→ Nuestro conocimiento no se haya restringido al objeto de los sentidos. En nuestra experiencia común distinguimos entre objetos sensibles y no sensibles.
→ Nuestro conocimiento se extiende no sólo al los objetos sensibles sino que incluye la conciencia de lo que trasciende un conocimiento puramente sensitivo.
→ Por lo tanto, para escoto, la imposibilidad de conocer o querer por causa de un daño producido en nuestra fantasía, no demuestra que ésta última sea la causa de nuestro pensar; sino sólo que la relación funcional que existe entra las varias facultades cognoscitivas del hombre ha sido interrumpida. Por eso no se puede deducir que el acto de nuestra intelección sea efecto sólo de un órgano corporal.

En consecuencia, para Escoto, el acto intelectivo trasciende el ámbito del conocimiento orgánico. Pero esto es sólo el primer paso para la prueba de la inmaterialidad del alma. El segundo paso consiste en demostrar que el objeto de de nuestra inteligencia es de tal naturaleza que exige una facultad superior a la de los sentidos y que puede estar enraizada en una sustancia espiritual. El segundo argumento es el más importante para Escoto y puede ser considerado en los siguientes puntos. En efecto, dice Escoto, nosotros:

1) somos concientes de que podemos elaborar conceptos universales predicables de todos los individuos de una misma especie sin límite alguno;
2) podemos conocer el ente precisamente como ente, o cosa en un modo tal que el contenido de su concepto transciende el objeto de cualquier facultad sensitiva por muy refinada que ésta sea;
3) percibimos las relaciones originadas por la naturaleza de las cosas y distinguimos toda la clase de objetos sensibles de la que no es conforme a la misma;
4) constatamos que podemos percibir relaciones puramente conceptuales como las expresadas por el universal lógico; el género y la especie;
5) somos conscientes del hecho de que sabemos que conocemos volviendo sobre el acto mismo de nuestro pensamiento;
6) En fin, nos damos cuenta de que aceptamos, sin miedo de errar, proposiciones como las representadas por los primeros principios, así como también que estamos constreñidos a aceptar las conclusiones que derivan lógicamente de sólidas premisas basadas en la evidencia del procedimiento racional.

Escoto, en efecto, está convencido de estas experiencias que declara inútil cualquier discusión con quien se negase a admitirla porque, negándolas, se reduciría al estado de “simple animal”.

3.- Escoto sostiene que no es posible probar con la sola razón la inmortalidad del alma. ¿Cuál es su argumento?

El problema toca la cuestión de la posibilidad o no de demostrar la inmortalidad del alma con un argumento estrictamente filosófico y, por lo tanto irrefutable. De esta manera, para Escoto no es posible aducir una prueba de la inmortalidad del alma, absolutamente, válida y convincente desde el punto de vista de la razón.

→ Escoto dice: que el alma tenga la capacidad de sobrevivir y actuar después de la separación del cuerpo es una doctrina que viene aceptada sobre la base de la fe, pero la razón por sí sola no tiene modo de demostrar como absolutamente cierta. Además, inclusive admitiendo que el alma es incorruptible por su naturaleza, esto no demuestra todavía la necesidad de su supervivencia después de la separación del cuerpo. El al alma, como todos los seres contingentes, incluidos los ángeles, siempre podría ser aniquilada por Dios. Si Dios decide que continúe existiendo, como lo sabemos por la fe, es sólo por un decreto de su voluntad que no está atada por obligación alguna a este asusto.

→ El alma, como todas las criaturas, su naturaleza es un ser contingente y, por lo mismo, sujeto a un poder aniquilador de Dios en cualquier instante de su existencia. Que esto no va a suceder es una verdad que nosotros conocemos por la fe, pero hablando en rigor, no es demostrable con la sola razón natural. Por eso dice Escoto: debemos estar agradecidos a nuestro creador que mediante la fe ha asegurado la verdad de aquellas cosas que tienen que ver con nuestro fin y nuestra vida eterna, como precisamente la doctrina de la inmortalidad del alma. Porque, sin la fe hasta los hombres más doctos e ingeniosos jamás habrían llegado al conocimiento de esta doctrina.

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